sábado, 18 de agosto de 2012

El ritmo de la lluvia

llevo un par de gotas de lluvia en la mejilla,
tu sonrisa guardada en la mochila
para esos días en que todo sale mal.

martes, 7 de agosto de 2012

La poesía

Por alguna razón no puedo escribir en una hoja en blanco, siempre que abro una cuaderno me quedo trabado, pensando en la razón de su existencia, en la magnitud de sus palabras, en la coma pendiente de la ultima palabra ausente.

  Supongo que no puedo escribir por escribir, ahora que lo veo, me es más fácil saber que es dirigido alguien, que hay una intencionalidad, que cada palabra contiene su propio filo y el nombre grabado de quien debe matar, imagino que esa es mi forma. En este momento todo fluye, ni siquiera hay la necesidad de inventar, mentir o soñar; claro que también la causa es ficticia, es mas un medio que una razón,pero usted tranquilo, no es con usted ni con dios, es con la vida misma, de manera singular conmigo, shsssss, silencio no me replique, le digo que no es con usted, siga bebiendo su café.

Como le seguía diciendo creo que ya encontré la forma, esto de ser escritor, esto de tener la boca llena de palabras; siento que ya estoy cerca a un premio, pronto llegaran las ediciones especiales, los reconocimientos, las tertulias con el circulo intelectual, por dios tendría que ir preparando desde ya las clases para los talleres de jóvenes escritores que tendré que dictar y seguramente los editores estarán tras mio esperando como halcones mi próximo libro, esos malditos queriendo ganar siempre dinero con mi talento, como si escribir una novela fuera fácil, hay que ponerle dedicación muchas horas en vela, disciplina, cosa que esos tipos no tienen. 

¿Qué me retire?¿que llamara a la policía?, ¡no sabe acaso quien soy!, esta bien, entiendo que es usted un ser inconcluso, que no compartimos las mismas aficiones, yo que pensé que era usted un buen escucha, me voy, pero la poesía se va conmigo.

lunes, 6 de agosto de 2012

El colgado

Miro nuevamente las marcas en mi mano intentado descubrir el destino secreto que me guarda, tratando de no temblar con cada nuevo indicio descubierto, un sudor frió  recorre mi espalda y hace que ajuste los dientes hasta hacerlos rechinar.


 El aire es denso en este cuarto, el olor a flores marchitadas en agua, velas a medio consumir, la imagen del señor de los temblores en un rincón mirando con pena la escena, se siente pegajoso el piso, padres nuestros y ave marías como susurros, comienzo a temblar tanto que parece que mis huesos los llevo sueltos y mi corazón es un tambor que se ha detenido ahora que la carta se precipita sobre la mesa dejando atrás una mano nudosa.

-El colgado -dice la vieja-naciste para sacrificarte, aunque nadie te lo pida.